La mayoría de pacientes notan cierta tensión en la herida que disminuye con el tiempo.
Cierto grado de picor posterior a la curación de la herida es normal y mejora con la aplicación de una crema hidratante.
La mayoría de tumores afectan algunas ramas superficiales nerviosas, por lo que puede tardar un año hasta que la sensación normal retorne a la zona. Hasta entonces pueden coexistir en el área las sensaciones de hormigueo o adormecimiento.
El tejido que rodea a la herida contiene mucho más aporte sanguíneo de lo normal para el proceso de cicatrización. Esto conlleva que la piel se vea más rosada y sea más sensible a los cambios de temperatura. Tanto la sensibilidad como el enrojecimiento desaparecen con el paso del tiempo.
Hay que tener en cuenta que el aspecto definitivo de una cicatriz debe valorarce al año de la intervención.